Inicio En La Pluma De La Voz del Lector OPINIONES / RUBÉN MUÑOZ CORDERO

OPINIONES / RUBÉN MUÑOZ CORDERO

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Ruben Eduardo MuñozEl hombre siempre ha sentido la necesidad de tener la libertad para decidir. El ser evoluciona, pero este deseo permanece latente en todos los aspectos de su vida. Entiéndase decidir como la capacidad de elegir democráticamente no solo a un gobernante, sino una forma de vida o una situación social. No obstante, la sociedad sólo es productiva si ejerce activamente este derecho. Entonces, ¿de qué sirve elegir si no servirá de nada? O bien, paradójicamente, ¿resulta producente el hecho de elegir no elegir? Por lo pronto, aclararemos que el elegir, ya sea hacerlo o dejar de hacerlo, representa un factor de cambio, sobre todo cuando se hace a nivel sociedad. Se trata, definitivamente, de una acción con consecuencias e implicaciones.

Las elecciones solo sirven a los partidos y al Estado mismo, no al elector. De fondo lo que implica es la naturaleza de los gobiernos hoy en día: un supuesto protector con licencia para emplear la mentira a favor de su gran ego. Por otra parte, y un tanto de manera contradictoria, nadie puede suplantar la voluntad del ciudadano, su derecho de elegir o su deseo de mejorar el estado de cosas. Para ello, sin embargo es necesario reunir la fuerza de muchos y transformarla en acción. A partir de aquí surgen una serie de dudas sobre si el Estado debe regir la vida privada de los individuos o estos, unidos en una colectividad, pueden situarse por encima del mismo.

El voto se podría definir como aquel instrumento social que se transforma en situación social. Es también una de tantas representaciones o formas de elección. Esto nos lleva a plantear un debate sobre el funcionamiento de la democracia en la que vivimos, la importancia del voto, el poder de maniobra que aún reside en los ciudadanos, entre muchas otras cosas. El voto, en consecuencia, no es más que un reflejo de lo que la sociedad ha elegido, a favor de su bienestar y, ¿por qué no?, de su conveniencia.

Si bien es cierto que vivimos en un mundo donde el gobierno rige todas y cada una de nuestras actividades del día a día, es adecuado recordar que es en la sociedad en quien tiene el verdadero poder. Sí, la democracia en que vivimos está deteriorada por los poderes económicos: los partidos políticos son cómplices de estos poderes al mantener un sistema y leyes que favorecen más los intereses económicos que los sociales. Se cree que podemos quitar a un gobierno y poner a otro en su lugar, pero no podemos hacer otra cosa. Por otro lado, existe una capacidad oculta en la sociedad de cambiar los roles dominante-dominado del que muchos gobiernos temen. La magnitud del poder del voto como forma de elección es evidentemente un hecho obvio y casi palpable; la pregunta es ¿qué tan consciente es la sociedad de dicho poder?

Escrito por: Rubén Muñoz Cordero