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DEL TINTERO / RBA: UN POLÍTICO EN MADUREZ

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Por: Armando León Lezama.

El 19 de agosto de 2016, por la tarde – noche, quedará como el día del reencuentro entre la militancia del Partido Revolucionario Institucional – PRI – en el Estado de Baja California Sur a convocatoria y mando de su estrenado dirigente nacional, Enrique Ochoa Reza, quien ya compró casa en esta entidad para estar cercanamente, muy cercanamente a los Sudcalifornianos.

Un reencuentro donde Ricardo Barroso Agramont se mostró como un político en madurez, un senador de la República que va aprendiendo el teje y maneje de los enredos de la política mexicana.
Pasó discreto, amigable, fotografiable sin protagonismos, dejó que su dirigente se sintiera apapachado por parte del priísmo estatal y él – Ricardo – se mantuvo en la cordura.

Queda claro que el excandidato a gobernador, es un activo personaje que tendrá que continuar sentándose en la mesa de trabajo, acuerdos y planes de acción, no solamente con quienes son sus seguidores; sino además deberá ejercer la tolerancia con el grupo croquista distinguido por practicar el fuego amigo, quienes se espera acaten la voz de mando del tocayo del presidente de la República, Enrique Ocho Reza.

El anuncio está al aire: En 30 y 90 días habrá en el priísmo de Sudcalifornia cambios en todas sus estructuras, en todos sus mandos y surgirá el trabajo de unidad que permita entrar con vigor partidista al 2017 y en estricto a los procesos electorales, estatal y federal.
Ricardo Barroso Agramont, deberá entonces pasar de los saludos al ejercicio político, al debate y a la conquista de espacios al interior del PRI durante su reacomodo a realizarse los tres meses restantes al año 2016.

Deberá impulsar al PRI en su conjunto, aceptar errores y expresar sentires y sentimientos de una militancia de base que no tiene que ser para armar escenarios circenses, más bien deberán darles el lugar que merecen los líderes de seccionales, la militancia de a pie.
Desde ahora, no bastará ser senador de la República, ya que es indispensable sea un auténtico líder, no de membrete, si de trabajo en equipo. De tal manera que no camine solo. Sí con fuerza social.

Sea entonces para Ricardo Barroso Agramont, un volver a empezar, un tiempo para nuevos planes donde no nada más gane el PRI, sino los habitantes del Estado 30. De otra manera para que hacer y ser un político.