En la antesala de la temporada de encuestas, con miras a medir el sí o no de la aprobación ciudadana hacia los políticos y servidores públicos, con fines a elaborar listas de precandidatos ante la proximidad de iniciar el proceso estatal y federal 2017 – 2018, Francisco Pelayo, presidente del ayuntamiento del municipio de Comondú, tiene aspiraciones; pero va sin prisas.
En el menú electoral, habrá vacantes en los siguientes puestos: por la parte federal, diputados y senadores del congreso de la unión. En el tema estatal, planillas municipales – presidente, síndicos, regidores – y diputados locales.
Se habla de la posibilidad de la reelección, en diputaciones locales y presidencias municipales en el Estado de Baja California Sur, a pesar de que no hay marco legal definido a unos meses de iniciar la puesta en marcha de los órganos electorales del país y de la entidad sudcaliforniana.
Lo cierto es, que el que trabaja merece. Solamente habrá que decir que a ojos del Pueblo, “todos los políticos son iguales”. Sin embargo, durante las visitas a la ciudad de La Paz, del Comundeño presidente municipal, es notorio que no es fingido, ostentoso o arrogante en su trato con las personas, ya sean de su partido político o no.
Como todo ser humano, y más por dedicarse a la política, no es moneditas de oro. Más, en mi opinión, resaltó que no pierde el piso. Y no creo que con las exhibiciones de quienes hoy dan mala fama a los mexicanos en el ambiente internacional, cuando antes eran flamantes gobernadores protegidos e intocables, les siga los pasos o haga suyos esos ejemplos.
Lo he visto en La Paz y en Comondú, y siempre es el mismo. Lo vi desempeñarse como diputado federal y lo analizo en su desempeño municipal cuando lo encuentro en persona. A distancia cercana lo voy observando, lo voy siguiendo. Él va como mortal que tiene la responsabilidad de seguir el guion del ejercicio de la política.
Pero en el sentir del ciudadano común, se dice, “es sencillo”, “no se le sube”.
Otros políticos, en mayoría. Van y pasan como personajes “distinguidos” ajenos a los asuntos comunes, como lo es saludar al ciudadano común como cuando eran candidatos. Francisco Pelayo a su paso se da tiempo de saludar y platicar con quien se le acerca y quiere comunicarse con él.
A los periodistas les da el tiempo más que suficiente para que le hagan preguntas y él se dedica a contestarlas con amplitud, a detalle.
En los actos protocolarios de índole público donde tiene que hablar Francisco Pelayo, se da uno cuenta que asume letra por letra de lo que dice, le pone enjundia, emoción y como buen panista, hasta de su familia se acuerda, por ejemplo, al rendir su informe anual de gobierno del municipio de Comondú en noviembre de 2016.
En las entrevistas radiofónicas y televisivas, es de los que le gana tiempo al programa y al entrevistador. Tiene por norma, mucho que decir de su trabajo como presidente municipal.
Es cierto que no es la octava maravilla en política; pero esa sencillez que practica en su vida cotidiana, lo hace buen político en estos tiempos que se necesitan gobernantes, legisladores y candidatos que dialoguen y escuchen.
En las filas del PAN, Francisco Pelayo, quien ha reconocido en la figura Carlos Mendoza Davis, gobernador de la entidad sudcaliforniana, al jefe político de la vida política del partido acción nacional en la media península, es además, a expresión de él mismo, “un agradecido con el partido acción nacional”.
Ya como militante activo en el municipio de Comondú o a nivel estatal, y de acuerdo, a explicación del propio Francisco Pelayo, “a mucho honor, diputado federal y actual presidente municipal vía las filas del PAN”.
Y lo que es mejor, menciona que a la hora de ejercer el desempeño como servidor público, no hay que hacer quedar mal al PAN; por el contrario, hay que traer el manual de sus principios y valores.
En conclusión, su aclaración de “mentiría si dijera que no tengo aspiraciones”, lo coloca en la lista de posible candidato a diputado federal o senador. Pero eso se verá en las encuestas y sobre todo en el sentir de la opinión pública no de la propaganda oficial, sino de la voz de los distintos sectores sociales, productivos, educativos, culturales y políticos, que son quienes dan la legitimidad que no se da a cualquier político.
