*NUEVO ACONTECER SUDCALIFORNIANO.
El viejo estilo de ciudad con pocos habitantes quedó atrás. La Paz, junto con su tranquilidad social, pasó a los sonidos de Pas, Pas, Pas, de las balas. Son los inicios de una ciudad turbulenta, en crecimiento demográfico dramático, una ciudad destinada al progreso neoliberal con los habitantes actuales y sus descendientes o sin ellos.
De los años 60, s hacia el pasado, la querencia de la gente a esta hermosa geografía de sol, arena, vientos, mar y bellos o extraordinarios atardeceres, era parte de la última ola de lo que un día fue el puerto de la Paz. Una época fervorosa por sus perlas por decir lo menos y el ejercicio de un comercio marítimo exitoso, durante al menos dos siglos.
De los 70, s a los 80, s, la población vive el auge económico, derivado de ser una zona comercial especial, que tenía, productos del vecino país del norte, lo que permitió el tránsito de fayuca, de La Paz a los vecinos Estados de Sinaloa y Sonora, preferentemente, le dio dinámica a la población. Lo mismo que la operación de empresas maquiladoras y el sector productivo local, que se sumaron a la temporada de bonanza.
Recién habían pasado los paceños y el resto de los habitantes de Sudcalifornia, de los mandos militares, a uno civil y luego a gobiernos nativos. Pasan de ser territorio al Estatus de Estado libre y soberano y miembro de la República de Estados Unidos Mexicanos.
Los habitantes de la ciudad de las palmeras, en los años 90, s se transformó en lo político. En 1993 y en 1999, el culto pueblo de Sudcalifornia, se mostró insurgente y su rebelión dio en las urnas derrotas al PRI – partido revolucionario institucional –, que venía desde 1929, sentado en los reales del mando absoluto en la media península de Baja California Sur. Desde 1993 se empezó la etapa de la alternancia de los poderes públicos. Dando tres municipios al PAN – partido acción nacional.
Para 1999 en delante, la alta civilidad de los nativos y con arraigo, ejercieron su ciudadanía, sus derechos políticos y su voto, para empezar a cambiar de partidos políticos en el ejercicio de los poderes públicos. Los electores de la ciudadanía, sacaron al PRI del mando estatal y se puso al PRD – partido de la revolución democrática – por doce años. Luego, desterró al PRD – y colocó al PAN en 2011.
Fue a final de los años 90, s que La Paz, se abrió en dos frentes de población: El correspondiente a la vieja Paz, allá por el primer cuadro de la ciudad y su periferia. Y, la nueva Paz, al sur de la ciudad.
La parte histórica ha quedado vieja y en abandono de las autoridades y empresarios pudientes, a quienes, se pide, que no desplacen, sino que impulsen a los comerciantes de esta zona, que han aguatado más de 15 años en soledad, pero resistiendo.
La nueva Paz de 2005, es amorfa, difusa, anárquica. Va creciendo la mancha urbana desde el boulevard Luis Donaldo Colosio Murrieta hacia el sur, a lo ancho y lo largo del camino, avanzando a conectarse dinámicamente con el poblado de San Pedro, a 15 minutos de la ciudad.
Pero al ahí se va. Sin un plan integral para los habitantes y su relación con la naturaleza.
A los 17 años del siglo XXI, los paceños vamos indiferentes, los de antes, se van sintiendo más ajenos a esta tierra, ante la llegada de migrantes de todos los lugares del país, dominando últimamente en los extractos pobres, pobladores del sur del país, que no solamente traen otra identidad y otro credo, sino que desplazan a los locales en la ciudad y la zona rural. Y no tienen intenciones de bien convivir, sí de desplazar.
En las altas esferas, se construyen portentosos recintos de hospedaje y se dan facilidades de todo tipo a la población pudiente del extranjero para que se haga de propiedades o invierta. Es de esperarse, que en las décadas por venir, el sector turismo que es el sector productivo punta de lanza de la economía estatal, sea la puerta a nuevos habitantes para que sean los nuevos moradores de la geografía sudcaliforniana del futuro.
Es de conocimiento del gobierno federal y estatal, que la costa del pacífico y del golfo de California, en la parte de nuestra media península, serán una herradura de bonanza que bajará de La Paz y rodeará Los Cabos. Será la era de los grandes edificios. Una ciudad con habitantes de pensamiento internacionalista.
De hecho, hay una tercera población en la ciudad de La Paz: Los pudientes. Se sitúa del molinito hasta más allá de pichilingue. Son residencias campos de golf, marinas y hoteles, ubicadas en los cerros y a orilla de playa.
De manera que los actuales residentes paceños, ante el acelerado crecimiento demográfico en la ciudad de La Paz, pasamos a ser pluriculturales y cosmopolitas, cada día más. Ya que desde el inicio del siglo XXI emigrantes de todo el país y miembros de la comunidad internacional, se han ido sumando a vivir en la capital del Estado.
Es entonces un futuro cambiante el que se está generando en la ciudad de La Paz, que ante las variadas costumbres y tradiciones de cada grupo asentado hoy en día, se pierde la identidad sudcaliforniana
Por tanto, este progreso hacia el futuro y el desplazamiento de lo existente, nos hace que vivamos la actual población, observantes y expectantes de los cambios en el transcurso del tiempo. Cambio, de una noble ciudad, que al paso del tiempo será una gran ciudad sin pasado.
En ese aplastamiento, me pregunto, cuántos actuales políticos y gobernantes lograrán trascender, cuando menos, los siguientes trescientos años. Porque en los próximos cien años, el galardonado póstumo Ángel César Mendoza Davis, con el honoris causa otorgado por la universidad autónoma de Baja California Sur, al menos tiene asegurado cien años de recuerdo institucional por ser el primer gobernador constitucional con obra y querencia de quienes le conocieron en su tiempo. Además de ser el fundador e impulsor en su carácter de gobernador constitucional de esta alma mater.
