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DEL TINTERO / 2018: PARTIDOS DESFIGURADOS

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Desde el final del siglo XX y lo que va del XXI, en el Estado de Baja California Sur, tras la ruptura del PRI con Leonel Cota Montaño, al no admitir su candidatura a gobernador, por no tocarle el turno, se empezó a generar “el descontento” de su militancia.
El catedrático Leonel Cota Montaño, dejó de dar clases de formación social mexicana en la universidad autónoma de Baja California Sur e hizo una carrera política, muy unida a los liderazgos de colonias.
Leonel llegó a funcionario del gobierno Estatal de Guillermo Mercado Romero, quien tras no aceptar dar el paso a Benjamín ManríquezGuluarte, dejó de ser priísta.
Del errante Cota Montaño, surgió el “Leonelismo”- Movimiento de priístas que desde 1996 venían organizándose en torno al también nombrado, “El güero de Santiago”.
A la llegada al PRD, Leonel arribó llevando con él al contingente del General Valdivia, que gozó de las mieles de la popularidad al dejar correr la especie que anhelaba ser gobernador; pero donde manda superior no desobedece militar y colgó los guantes de la política. No se sabe si dejó de ser priísta.
Desde 1992, el PRI de Baja California Sur, venía en picada, en caída libre. El descontento no era nada más de los milicianos priístas en estampida de su partido de Estado; lo era también de la mayoría ciudadana. La población empezaba a crecer. El malestar también.
El árbol del poder se ladeo a la izquierda. Los electores que en 1993 votaron por el PAN en mayoría, en 1999, impulsaron a los partidos políticos de la izquierda mexicana:
El movimiento de los trabajadores del volante en su modalidad de taxis, fue la causa pretexto para que Leonel enfilara por la izquierda.
En 1998, realizaban una protesta en contra de los poderes ejecutivo y legislativo, al pie de sus instalaciones, y de ahí para delante el priísmo se eclipsó. El pueblo sudcaliforniano aceptó la llegada de los exiliados y con ellos logró la alternancia en los poderes públicos de la media península.
Leonel no nos llevó al triunfo; el pueblo lo puso en el triunfo-
Si es héroe o villano, la historia lo dirá; pero tras la fuga de priistas de su partido político, el PRI, los partidos en el Estado 30 están desfigurados.
Y hoy en día, las militancias están ausentes de las instalaciones de sus partidos políticos. La ciudadanía en mayoría no sabe dónde están los domicilios de las organizaciones partidistas y acaso, no les interesa.
De 1998 a 2017, en Sudcalifornia se ha practicado el cambio de banderas de parte de los líderes que han pasado, llevado y dividido a su militancia por varios partidos políticos.
El leonelismo, es unPRI, que se trasformó en una fábrica de militantes para el PRD, PT, Verde Ecologista, Movimiento Ciudadano y PAN.
En definitiva, no fue más que instalación de maquinarias electorales. Nada de formación social mexicana o sudcaliforniana. Nada de organización de la ciudadanía.
Con ello creció la incredulidad hacia los partidos políticos. De por sí históricamente no gozan de buena fama.
Hoy en día, en mayoría, a la población no le salen ganas para irse a parar a algún partido político. Sin embargo, algo que no cambia en la política electoral desde el siglo pasado y el antepasado, es aprovechar la pobreza, los incondicionales y los curiosos, para armar escenarios de bulla, de simulación de líder, de “fiesta electoral”.
En los procesos electorales, la ciudadanía pensante se suma al voto, como un acuerdo colectivo de la sociedad mexicanapara mantener la gobernabilidad; pero cuando no le favorece al PRIAN, hay sospechas de fraude. Solamente cuando hay hartazgos como actualmente ocurre nacionalmente, los resultados salen del control de los poderes de facto y públicos.
Acá en Sudcalifornia, 1992 – 1993 y 1998 – 1999, el pueblo mandó y otorgó legitimidad.
Pero en 2017 – 2018, el llamado es a la población cada día más diversa y plural, a dejar que los partidos hagan sus actos electoreros, con su clientela populista, con su militancia leal, con sus incondicionales y curiosos.
Pero urge empezar ya a organizarnos como ciudadanía de a pie. Mantener la gobernabilidad sí; pero también volver a ganar elecciones. El pueblo jodido y unido, puede no ser vencido.