Los alcaldes recientemente cumplieron dos años en su encomienda y dan la impresión de que son los últimos meses de su gestión; aún no logran estabilizar el barco y la travesía se antoja difícil; los timoneles no entienden o no han querido entender que en aguas “encabrilladas” la travesía resulta compleja y difícil; peor si en el trayecto se topan de frente con alguna turbulencia imprevista, y ante el gravísimo riesgo de perder el timón y la embarcación comiencen a gritar, –como lo hizo José López Portillo, en septiembre de 1982–; ¡soy el responsable del timón, más no de la tormenta!.
No es la primera vez que los ayuntamientos en BCS se ven envuelto en crisis, ni la primera en que las circunstancias se presentan adversas, y recordarlo no deja de ser un bálsamo, un consuelo en medio de expectativas empobrecidas y sueños frustrados; baste remitirse a las administraciones municipales perredistas de Alfredo Porras, Víctor Guluarte, Víctor Castro, Rosa Delia Cota y de la priísta Esthela Ponce, para abrevar en un hecho innegable y cruel; los barcos quedaron saqueados y desmantelados; sin timón, sin brújula y sin amarras.
Hoy, como en aquel brumoso pasado, los barcos andan al garete, pero a diferencia de ese pasado que resiste en irse, las crisis vienen cargadas con ingredientes mucho más explosivos; violencia e inseguridad aderezadas con un manejo partidista y clientelar muy parecido a lo que ocurrió en la Alemania pos Nazi de 1922, que tras la exaltación partidista se ocultó la verdadera dimensión de la crisis; en Alemania hubo razones para ocultar el problema, aquí sobra escepticismo y sospechas del por qué lo han hacen, ante la creciente insatisfacción social de demandas incumplidas.
Alargaron la fecha para rendir sus II informes en aras de que algún imprevisto les enmendará la plana, y solo hubo más ejecuciones, extorsiones, levantones y desapariciones; las demandas contra ex funcionarios y ex alcaldes suenan bofas a dos años de distancia y las “crisis de pago” ya están de vuelta, mientras la situación sigue igual, ni para atrás ni para adelante, todo por culpa de un pasado impune y sobre todo, por falta de pericia para maniobrar en aguas “encabrilladas”; el pasado cada vez queda atrás y el presente es el que preocupa y ocupa, cuando los servidores públicos se colapsan a primeras de cambio.
En Mulegé gobierna un triunvirato que piensas más en el nepotismo y en los negocios a la sombra del poder que en los muleginos; en Loreto, donde todo depende de la luna; la alcaldesa suele dar sorpresas agradables cuando se levanta de buenas y no trae la estrella atravesada; en Comondú el edil hace lo que puede –y vaya que lo hace–; en La Paz, el alcalde sigue tropezándose con las mismas piedras que han frenado su templado caminar con un equipo de colaboradores de medio pelo y en Los Cabos, donde el dinero brota a borbotones, la reelección los trae locos.
La exaltación partidista, el celo político (candidaturas) y el culto a la personalidad, –“mi presidente dicen”–, los ha alejado de lo básico arrastrados a un mundo irreal donde todo es miel sobre hojuelas. Nada parece perturbar sus sueños cuando aspiran y suspiran por puestos de elección popular, aunque los ayuntamientos sigan a merced del aventurismo político y de tahúres, sin orden ni concierto. Y si no se ha entendido el presente, mucho menos lo que viene: En La Paz ya apareció Herminio Corral para el relevo de Armando Martínez, justo cuando las gallinas aún no se echan a poner el huevo, mientras en el PAN sigue sin cobrar las rentas; en Los Cabos, un pequeño burgués con nombre de alférez, Juan Fernández Sánchez-Navarro, un chico cuyo mayor mérito es ser sobrino de su tío (Eduardo Sánchez-Navarro) a última hora metió reversa y dice que se retira de la política ¿o lo retiran?; una de dos.
De manera que las crisis aún no han sido superadas y hay ventarrones de nuevas amenazas de más tempestades sobre las cubiertas de barcos saqueados y sin instrumentación de navegación, que den certidumbre y confianza más allá de los desdibujamientos, escepticismos y miedos que reinan en los mares embravecidos de los cinco ayuntamientos de BCS. ¿Échense ese trompo a la uña?.
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