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ABCdario / TRISTE AMANECER

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* Cosecha siniestrada

Silvestre, es el nombre de un primo hermano que toda su vida (40 años) se ha dedicado a la agricultura en Boca de la Sierra, vocación heredada de su abuelo y sus padres que han sido y son agricultores: A diferencia de los agricultores del valle de Santo Domingo, Los Planes y el Vizcaíno, la superficie que siembra es mucho menor, con el triste añadido que no cuenta con ningún tipo de asistencia ni apoyo del gobierno, de suerte que lo que pueda hacer por sí mismo y párenle de contar.
En octubre, después de las lluvias y que el represo almacenará suficiente agua para el riego de tres meses, sembró tomate de exportación de diferentes tipos de Cherry; pera roja, pera amarilla y 528, entre otros; ver la siembra cargada de tomates semanas antes de la cosecha era alentador; tres largos meses esperando la cosecha con el fruto a punto de “pintar” (madurar) alegraban los corazones de varios modestos agricultores que año con año le apuestan a la generosidad de sus tierras y a la bendición de las lluvias; llega el tiempo de la cosecha, la primera pizca es buena sin ser excepcional; el segundo corte menos bueno y el tercero malo; el tomate se emplaga y ni para donde hacerse.
La plantación antes de la cosecha comienza a secarse –sin que le falte riego–; se llena de bobos y el fruto madura en partes, no todo ni en forma uniforme (ellos le llaman “payaseado”); hasta hoy ningún técnico les ha podido decir qué tipo de plaga es; han buscado técnicos de Sagarpa y ni sus luces; para ellos no hay atención, asistencia ni apoyo de la principal dependencia del gobierno federal encargada del campo. ¡Increíble!.
La cosecha se pierde sin saber que plaga le cayó; tres meses esperando que la tierra les retribuya sus esfuerzos y cristalice sus sueños, y nada; el segundo año que ocurre ahora en una extensión de siembra mucho mayor; de hecho el ciclo invierno se perdió y la perdida ha sido total porque la escasa siembra que tenían de albahaca se echó a perder con las equipadas (lluvias) de diciembre-enero, y ni para donde hacerse.
Es triste compartir este tipo de noticias que pueblan un horizonte incierto; el gobierno cada vez más desatendido del campo y sin posibilidades que cambie este maldito sistema; el viacrucis que vive el pescador libre ribereño es igual si es que no peor, y el gobierno no ve, no oye, no dice nada ni hace nada; el escaso apoyo que destina el gobierno federal al campo se pierde en una burocracia voraz y sin llene, con programas asistencialistas más bien electoreros que de verdadero impulso al campo.
Lo que ocurre en Boca de la Sierra sucede en muchas partes del estado –y del país– sin que nadie preste atención; hoy más que nunca las dependencias del gobierno federal brillan por su ausencia; el agricultor no tiene a quien recurrir más que a llorar su propia desgracia; 30 años sufriendo un política devastadora y saqueadora de los bienes de la nación –vía privatizaciones– con un campo empobrecido, descapitalizado e importando propiamente todo lo que consumimos, desde el maíz para elaborar las mexicanísimas tortillas hasta carnes y gasolinas.
Ya es hora de darle un “golpe de timón” a tal estado de cosas; hace cincuenta años el escritor Fernando Jordán acuñó una frase para la posterioridad al decir que en “BCS la tierra es agradecida; el cielo es el injusto”, frase a la que habría que añadirle y el gobierno un “hijodelachingada”. ¡Échense ese trompo a la uña?
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