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ABCdario / INTOLERANCIA

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Andrés Manuel López Obrador

Veo con preocupación los niveles de intolerancia e intransigencia que reina entre las huestes lopezobradoristas; intolerantes ante la crítica y proclives a la idolatría; quien no está con ellos está contra ellos, como en el fascismo del duce, Benito Mussolini; una especie de suerte de exterminio donde ellos, solo ellos caben; la crítica es inexistente y la disidencia impensable.
Por definición son autoritarios e intolerantes, –o “suicidas”–, como los calificó Mario Vargas Llosa, en una de sus últimas declaraciones; por desgracia exhiben la misma actitud intolerante e intransigente que mostraron en el 2006, cuando tomaron de rehén el paseo de la Reforma en la CDMX; en el 2012, no hubo “toma de calles” pero sí proclamas parecidos a los que lanzaban los “camisas rojas” de Tomás Garrido Canabal en los años treinta, tal como acaba de ocurrir con las amenazas colectivas con quemar los libros del premio nobel de literatura 2010, todo porque el galardonado escritor peruano osó criticar el populismo de López Obrador.
Bajo esa suerte –mira– se encuentra la cúpula BBVA-Bancomer que se reunió la semana pasada con el candidato presidencial de “juntos haremos historia”, cuya disertación no gustó; el solo hecho de “filtrar” que no gustó lo expresado por el abanderado presidencial de Morena en el seno de la reunión con presidentes del consejo e integrantes del comité directivo del banco BBVA-Bancomer, presagian una agresiva andanada en su contra, andanadas de las que no han estado exento un sinnúmero de periodistas y medios de comunicación escritos, radiales y televisivos, solo por disentir con las propuestas de López Obrador.
He leído con desagrado “filtraciones” convertidas en “notas periodísticas” de supuestos pagos del gobierno que reciben ciertos periodistas desafectos del lopezobradorismo, notas voladas donde los exhiben de corruptos y “chayoteros”, término que le endosan a todos aquellos trabajadores de la información que no están de acuerdo con su proyecto, amén de los estribillos de estar pagados por la “mafia del poder”; de hecho, la intolerancia que muestran hacía los medios de comunicación y periodistas los ha llevado a manejarse única y exclusivamente en las redes sociales a través de entrevistas banqueteras; no existe una relación formal, profesional ni de ningún tipo con los medios de comunicación ni con periodistas, salvo aquellas que dicten sus ocurrencias.
Hace días me reuní con Rubén Muñoz –con quién me liga una sólida amistad– y sin preguntarle deduje que no maneja prensa; su perifoneo es a través de las redes y televisión Azteca, medio televisivo que tiene a su entera satisfacción; no necesita “prensa” para sentirse ganador, basta y sobra con el fuerte posicionamiento que trae López Obrador; Víctor M. Castro Cosio, se maneja en el mismo tenor; distante de los medios de comunicación y periodistas y cercano a las redes sociales.
Si bien el hartazgo social les permite comportarse y sentirse autosuficientes, en política no siempre las sumas dan más y más; en 2006, una serie de “errores” lo apartó de la victoria en el último tramo de la campaña presidencial, hoy puede suceder lo mismo; la percepción es muy celosa y sensible que puede cambiar en un abrir y cerrar de ojos; lo qué paso con Vargas Llosa y lo que acaba de ocurrir con los directivos de BBVA-Bancomer, ¡aguas!, así como los organismos enfermos incuban el virus de su propia destrucción, los errores y los malos manejos de los políticos surten los mismos efectos.
En lo personal simpatizó con varias propuestas que lo han posicionado como el gran favorito de la sucesión presidencial, tales como revisar el modelo económico, frenar la ola de privatizaciones que llevan más de treinta años empobreciendo a los mexicanos, combatir la corrupción y la impunidad, terminar con los privilegios, replantear las “reformas estructurales” particularmente la energética y educativa, replantear el nacionalismo revolucionario como una alternativa al neoliberalismo, más no con un líder autoritario, intransigente e intolerante, que recurre a la descalificación para desoír críticas y adversarios que le resultan incómodos.
México es un país plural con una fuerte vocación democrática, un país pluricultural y étnico donde todos cabemos, mal harían que por desplantes irracionales se ponga en riesgo esta centenaria tradición de convivencia y de paso le abran las puertas al peor de los autoritarismo, donde las libertades y las insatisfechas aspiraciones de millones de mexicanos por un mejor país y un mejor mañana, se echen por la borda en aras de una lucha de poder por el poder. ¡Qué tal!.
Para cualquier comentario, duda o aclaración, diríjase a abcdario_@hotmail.com