Con el nuevo escenario político nacional y la reorganización de las fuerzas políticas, tras los resultados electorales que de forma contundente manifestaron los ciudadanos, lo menos que se podría esperar de los partidos políticos que no recibieron el respaldo en las urnas es un profundo análisis de autocrítica y una verdadera transformación al interior.
Sin embargo, lo ocurrido en el Partido Revolucionario Institucional (PRI) al cambiar de estafeta la dirigencia de su comité ejecutivo nacional por separarse del cargo René Juárez Cisneros para convertirse en coordinador de la mini bancada en la cámara de diputados y dejarlo en manos de Claudia Ruiz Massieu, manda un mensaje muy claro a la militancia y a los mexicanos; el PRI no cambia. En el PRI las cosas no cambiaran, simple y sencillamente seguirán igual.
Hacer oídos sordos al descontento social, a la frustración de millones de mexicanos que le dieron la espalda a un PRI- Gobierno, señala justamente lo perdidos que se encuentran los priistas tras la derrota electoral. Pero más allá de eso, que no saben cómo reencontrarse con una sociedad que ha pasado la factura a años de gobiernos insensibles y corrupción de algunos de sus militantes al momento de ocupar cargos de gobierno.
Para el priismo sudcaliforniano el escenario no pinta distinto, por años hemos visto cómo los priistas no han sido capaces de reencontrarse con las causas ciudadanas, añadiendo que no saben ser oposición. Si le sumamos a lo anterior que actualmente se encuentran en la orfandad por tener una dirigencia ausente y carente de habilidades políticas para sacar adelante un partido en debacle, el futuro de ese instituto vapuleado parece poco promisorio.
¿Dónde está Gabriela Cisneros dirigente del PRI? ¿En dónde se metió su jefe político Isaías González Cuevas? ¿Quién asumirá el liderazgo que requieren los priistas del estado para salvarse del naufragio político que se avizora? Lo más sano para el PRI es que Cisneros Ruiz siga los pasos de su ex dirigente nacional y renuncie al cargo. Ya que nunca representó a los priistas y su única labor fué cuidar los intereses de su jefe político, el líder sindical croquista Isaías González.
La lectura del mensaje ciudadano y de los militantes del partido que conservó el poder por más de 80 años en México es claro, se hace política de manera distinta, cercana a la gente y sus necesidades, con rostros nuevos, con actitudes diferentes o el PRI estará condenado a ser parte de la oposición que no influye, de la chiquillada política. Si el PRI de Baja California Sur sigue secuestrado por quienes solo velan por intereses personales o de grupo, dejando de lado su base y su militancia, será mejor que sus cuadros se preparen para migrar a otras latitudes, hacia nuevos derroteros si es que quieren dejar el ostracismo en el que están sumidos. ¿Quién levanta la mano? Es mi opinión, al tiempo…
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