* Se desgrana la mazorca
La nada sorpresiva renuncia de Ramiro Ruiz Flores al PES, –Partido Encuentro Social, siglas que utilizó para llegar a la Cámara y declararse después “independiente”–, ocurrida la mañana de este martes durante la primera sesión ordinaria de Congreso, propiamente fue de mero trámite como dos renuncias más que se ventilaron; las de Homero González Medrano y Sandra Moreno Vázquez; Ramiro Ruiz, que fungió como alto funcionario en el área de desarrollo durante la administración Leonel Cota Montaño, no es muy dado a las lealtades ciegas ni a los compromisos duraderos; mientras Leonel Cota Montaño tuvo poder fue “leonelista” de hueso colorado, nomás dejo el poder y agarró otras querencias (lealtades); llega al Congreso impulsando por el tsunami de AMLO y ante el menor descuido se erige en presidente la Cámara siendo un “porrista” indexado a los intereses “tempraneros” por la candidatura a la gubernatura de Alfredo Porras Domínguez, vía Mario Maya Noriega, un comundeño –mariscal de campo del “porrismo”– metido en el jugoso negocios de los bienes y raíces.
Sin pertenencias ni identidades partidistas, en una Cámara integrada por diputados de dulce, chile y de manteca, sin “operación política” ni nada que se le parezca, caracterizada por atropellos y desaseos políticos cometidos internamente, resulta difícil si es no que imposible pregonar la unidad, de suerte que de diez diputados de Morena hoy se queda con siete ¿y quién sabe? justo en el arranque de la XV Legislatura.
Mal presagio de un proyecto que prometía un cambio verdadero y no más de lo mismo; mal tiento político de Víctor Manuel Castro Cosio, el hombre “fuerte de Morena”, a quien le cargan las culpas del grave estado de descomposición que presenta Morena en el Congreso local, donde las calabazas aun no terminan de acomodarse; peor cuando les anuncien de cuánto va a ser la mochada” –descuentos de dietas (sueldos) traducidos en “donaciones, según dicen– sintiéndose ganadores y dueños de sus propias circunstancias; en todas y cada una de las renuncias que ayer se ventilaron en el Congreso local, arrastran su propia historia; Ramiro Ruiz Flores, que se sintió con fuerza suficiente para volar por su cuenta, a las primeras de cambio “voló”; Homero González Medrano, molesto porque en el “aquelarre” de una noche anterior que duró hasta las tres de la mañana del día siguiente sin que se pusieran de acuerdo para la instalación de la XV legislatura, sería quien presidiría la mesa directiva, sacrificándolo para que entrara Ramiro Ruiz quedando como vicepresidente del primer periodo ordinario de sesiones y Sandra Moreno Vázquez, dolida contra Víctor Manuel Castro Cosio, por haberla integrado en el último minuto a la fracción de Morena en un acto desesperado por conservar mayoría en una alineación de por si asimétrica.
Mientras Víctor M. Castro Cosio votaba en la cámara de Senadores en contra de la solicitud de licencia del senador Manuel Velasco, para regresar a terminar su periodo como gobernador de Chiapas, sus seguidores en BCS perifoneaban su voto como un acto heroico, en la Cámara local se le desgranaba la mazorca con la renuncian de tres diputados de la coalición de Morena-PES que se declaraban “independientes”.
Histórico inicio de sesiones donde el recién desempaquetado presidente del Congreso, Ramiro Ruiz Flores, brutalmente “metió la pata” al negarle al PAN integrase como fracción, siendo que la ley reglamentaria del poder legislativo establece muy claramente que con dos diputados se puede formar una fracción; por este insólito y desafortunado hecho, el presidente del Congreso será demandado por los panistas por “burro”, al exhibirse como un legislador que desconoce lo que mandata la ley, y ante su supina terquedad les niega su derecho a los dos diputados del PAN a formarse en fracción en el Congreso del Estado. ¡Ver para creer decía Santo Tomás!. Échense ese trompo a la uña.
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