* Ruido
A días de entregar formalmente el poder, el equipo de Armando Martínez Vega trae demasiado ruido, lo que indica que no todos los que llegaron con él se van con él como lo declaró; se van algunos dirá la contralora municipal, Sara María Beltrán Navarro, quién ya tendió puentes con el equipo de transición de Rubén Muñoz más allá de los institucional.
Durante la gestión “martinista” pasó sin pena ni gloria por la Contraloría y hoy juega un rol importantísimo en la transición, algo así como una implacable fiscal que revisa con lupa el ejercicio del gasto público durante los últimos tres años; obviamente el equipo de transición de Rubén Muñoz se encuentra feliz porque está “recibiendo” más de lo que esperaba; información confidencial que solo Armando Martínez Vega o algunos de sus más cercanos colaboradores tienen reservada.
Nada más que el “método” que ha utilizado en las últimas tres semanas para “exprimirle” información a los colaboradores de Martínez Vega, es muy parecido al que utilizó Miguel Nazar Haro en la década de los 70’s; acosa, hostiga, presiona, amenaza a los funcionarios en aras de que suelten lo que traen en el “buche”, y es justamente el “método” la que la delató como una servidora pública de nula confianza. (Traidora).
En las últimas semanas, varios funcionarios municipales, e incluso de primer nivel, han pasado por el férreo tamiz de la implacable fiscal (Contralora), amenazándolos con apercibimientos o iniciarles procedimiento a quienes no den información al equipo de transición, y en el afán de ganarse las simpatías del alcalde electo ha pisoteado leyes y reglamentos extralimitándose en sus funciones; para hacer que se cumpla la norma, violenta la ley. ¡Linda cosa!.
Lo curioso que llego a la Contraloría con el apoyo de Armando Martínez Vega, de la misma forma como la impulso durante la administración de Marcos Covarrubias donde fungió como directora de auditoria gubernamental y a su esposo, Ismael Peñalosa, lo promovió como contralor estatal en esa misma época; sin Armando Martínez Vega jamás hubiese escalado las posiciones que ha detentado al igual que su esposo, el ex contralor estatal, Ismael Peñalosa.
Hoy, Sara María Beltrán Navarro acusa supino olvido y obra con extremada rudeza contra su principal protector e impulsor en la administración pública estatal y municipal; Armando Martínez Vega en el juego de las grandes traiciones, coyuntura que ha aprovechado el equipo de transición de Rubén Muñoz más allá de un ejercicio de colaboración institucional; merced a la información compartida por la contralora al equipo de transición, Rubén Muñoz tiene una “hoja de ruta” muy bien definida para operar, según sean las circunstancias, política y mediáticamente el relevo, de ahí la envalentonada declaración hecha por el alcalde electo la semana pasada de que auditará a la administración de Martínez Vega y desocupara trabajadores; ahora cabe esperar qué tratamiento de dará Rubén Muñoz, a sabiendas que quien traiciona una vez traiciona siempre. ¡Échense ese trompo a la uña!.
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