* Sapa Los Cabos
En muchos sentidos Baja California Sur sigue siendo un territorio virgen y paradisiaco; la hospitalidad que de buena fe caracterizó a nuestras pequeñas comunidades de sangre desde antes del auge del turismo en los años setenta, sigue siendo una premisa válida, tanto que hemos permitido que, mezclados con muchos mexicanos y extranjeros que han llegado a trabajar honradamente y contribuir al desarrollo de la entidad, lleguen oportunistas y vividores y hasta delincuentes de la peor calaña, con lo cual se ha contaminado la sociedad, y juntos pretenden afianzar una cultura del agandalle y del despojo.
En tal zona de confort, donde increíblemente hemos dejado llegar y hacer y deshacer, podemos dar cuenta de personajes como el «intelectual» Ramón Ojeda Mestre, quien llegó como caballo de Troya de la mal llamada «minería responsable», algunos dicen tener pruebas en la mano, como asalariado de los intereses de los proyectos mineros que han cambiado de nombre y quizás de dueño, y que actualmente se confabulan en Los Cardones al mando de Ricardo Salinas Pliego, quien gracias a su poder e influencia a unido a casi todos los sudcalifornianos de La Paz y de Los Cabos en contra de la megaminería tóxica en la sierra de La Laguna, nuestro tinaco natural, y que ha desplegado una intensa campaña, tan intensa que ha obligado al presidente electo AMLO a exhibirse en su reciente visita a La Paz, al enviar un mensaje ambiguo y confuso evitando fijar una posición clara y contundente con respecto a la minería tóxica que causó coraje y desilusión, desviando su compromiso y responsabilidad constitucional de garantizar derechos humanos a la vida, al ambiente sano, al agua, para cambiárnoslo por una «consulta ciudadana».
Es en este escenario de confusión y oportunismo previo, en el que Ramón Ojeda Mestre se ha instalado valiéndose de un ropaje de académico e intelectual, que más presume como fantasía que como realidad, y ocultando sus verdaderas pretensiones, ya a punto de lograrlas al escalar en la opinión pública de Los Cabos, particularmente, al intervenir al equipo de campaña de Armida Castro, presidenta municipal electa de Los Cabos, a la que madrugó hace unas semanas, boletinándose –él mismo– como el nuevo director del organismo operador de agua potable de aquel municipio, lo que rápidamente tuvo que desmentir en sus propios medios y columnistas afines.
Si la estrategia del «intelectual» de la «minería responsable» en Baja California Sur le resulta y logra su objetivo de incrustarse en el agua potable de Los Cabos, más temprano que tarde Armida Castro se llevará sorpresas por el exagerado y exacerbado protagonismo del veracruzano-mexiquense hoy cabeño Ojeda Mestre, que lo pinta de cuerpo entero por su egocentrismo a más no poder, y que ha utilizado una asociación fantasma con la cual organiza «congresos internacionales» como una estrategia para conseguir recursos y cortesías con empresarios, comerciantes y hoteleros de Los Cabos, habida cuenta que es bueno para olfatear donde hay recursos sobrados, y para manejar un florido discurso con los que halaga a los hombres del dinero en contra de los objetivos generales del gobierno municipal; así fue como se la ha pasado estos últimos dos gobiernos municipales –el del Tony Agúndez y el de Arturo de la Rosa– declarando sobre uno y otro problemas sociales, pretendiendo asustar con el petate del muerto para lograr sus más aviesos intereses personales, más allá de los económicos, para ostentarse como el que salvará a Los Cabos de los problemas ancestrales del agua en las colonias populares, de la contaminación del Estero de San José, y de las deficiencias del drenaje que han sido postergados año tras años.
¿Quién es Ramón Ojeda Mestre? que ha cautivado empresarios y periodistas, académicos y panelistas, mineros y no mineros?, es un veracruzano-mexiquense hoy cabeño, priísta de hueso colorado, asesores de alcaldes y gobernadores del PRI, diputado federal del PRI en la LII legislatura y ex aspirante independiente al gobierno del estado de México, férreo defensor de la minería “sustentable” que está por convertirse en el nuevo “salvador” de Los Cabos desde Sapa Los Cabos, justo en el arranque de las IV transformación. Y si los presagios resultan ciertos de convertirse en el nuevo titular de OOMSAPA de Los Cabos, solo el diluvio. ¡Échense ese trompo a la uña!.
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