* Más neoliberales que Salinas
¿Qué tan pertinente es protestar cuando un presidente ejerce el poder a raja-tablas?, es una de las muchas interrogantes que nos hemos planteado en los últimos días después de los desdibujados anuncios de la IV transformación posteriores al primero de julio; se ve, a contrapelo de la indignación popular, que el presidente que está por entregar la presidencia sí sabe para qué sirve el “juguetito” (poder) y no hay poder de por medio que lo detenga, así le resten unas días para dejar la presidencia.
Si alguien conoce la “capacidad de movilización” que hay en este país, es el presidente; basta con traer a colación el largo drama que se escribió con la detención de Elba Esther Gordillo al inicio de este gobierno, justo cuando Luis Videgaray y Emilio Chuayffet la convocaron a un desayuno donde supuestamente le darían a conocer la repuesta del gobierno federal frente a su velada oposición contra la reforma educativa. Elba Esther acudió ingenuamente al desayuno y ahí la “aprehendieron”; la repuesta era cárcel para ella y la reforma educativa va. (Cualquier parecido con los anuncios de la IV transformación es mera coincidencia)
Días después, en medio de que “nada pasó” le preguntaron a la otrora poderosa líder del SNTE –redimida recientemente por un juez federal–, qué es lo que había sucedido, Elba Esther sin más respondió; “calcularon muy bien nuestra capacidad de repuesta en el SNTE”; negociaron con los dirigentes estatales y regionales el SNTE posiciones políticas y privilegios a cambio de su inmovilización y sembraron dirigentes a modo tanto en los comités estatales como en el comité nacional, y adiós a Elba Esther Gordillo.
Con la otrora aguerrida CNTE –antagónica del SNTE– ocurrió exactamente lo mismo; después de varias semanas de bloqueos de carreteras, saqueos de comercios y disturbios callejeros, el gobierno negoció con la oposición desde órdenes de aprehensión hasta lo inimaginable (privilegios); y adiós a la CNTE y la reforma educativa se mantuvo; hoy, CNTE y SNTE, por un cruel cruce de su destino, van en el mismo barco y se dirigen en la misma dirección.
El gobierno sabe y conoce perfectamente “cómo se articula la oposición en este país y cómo funciona, quién son los que arman los disturbios callejeros y porque lo hacen, a qué intereses obedecen y cómo hay que “convencerlos” y sobre ellos se va”; cuando los bloqueos de carreteras en el sureste del país –incluyendo vías férreas–, puso a prueba la máxima de todo poder; reprimir, negociar y por último rectificar; ubicaron a las cabecillas de los movimientos “desestabilizadores” que engendran grupos políticos contrarios al del presidente y del partido en el poder, y negoció, no sin antes reprimir a la verdadera y desorganizada oposición.
En el sureste, donde se exhibió un rico mosaico de intereses encontrados en contra del gobierno y del presidente conformado por organizaciones “sociales” impares como los ayotzinapos, Francisco Villa, morena, perrredistas y grupos locales, los jala y negocia; esa es la oposición en este país y así funciona, en base de intereses personales y de facciones. ¿Porque cree usted que en BCS no se han registrado saqueos en comercios?, sencillamente porque aquí no hay cabecillas que inciten tales movilizaciones y todo se resume a bloqueos de carreteras lights –como ocurrió– y encendidas críticas en el “feís”; hoy esos grupos radicales que en el pasado cuestionaron agriamente las políticas neoliberales –incluyendo el TLC– aplauden la culminación de la ratificación de los acuerdos de la renegociación del TLC en el seno de la IV transformación. ¡Qué tal!.
El poder es el poder, y ejercerlo no demanda cuidar las formas, mucho menos pedir permiso; simplemente se ejerce, se impone y ya, y así, sin mezclas lo ha ejercido Enrique Peña Nieto y su grupo de “iluminados” con las reformas estructurales. Vea usted firmando “acuerdos cupulares” con el sector empresarial, mientras el PAN, PRD, Morena y el resto de los partidos políticos guardan sospechoso silencio.
Y en eso de que al final “no pasa nada”, si pasa; queda el tema electoral, cuestión que al presidente muy poco le preocupa, para eso están los órganos electorales y el sistema de partidos, para “repartirse el poder” como si se tratara de pedazos de pastel, mientras el presidente manda señales de su “personalísimo estilo de ejercer el poder”; de un poder omnímodo que no conoce límites ni contrapesos, la “oposición” duerme el sueño de los justos.
Por definición así es el poder; tosco, salvaje, cruel, abstracto, despiadado, y sí alguien lo sabe ejercerlo son los priístas que no titubean para reprimir, negociar pero jamás para rectificar, así se irán hasta el último día de este gobierno con todo lo que se alegue en descargo. ¡Qué tal!
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