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DEL TINTERO / ¡DE LA AUTOCENSURA A LA FRESCURA DE LA PALABRA!

No se escribe por escribir, cuando se trata del noble oficio del periodismo.
«El periodismo, como actividad del día a día, sin llegar a ser cotidiana, porque la dinámica de la vida social implica movimiento.
Nada está quieto.
Hay de todo como en botica* bien aclientada.
-Hasta final del siglo XVII es un establecimiento donde se preparaban los remedios que prescribían los médicos. Había cualquier remedio para cualquier mal-.
Así es la vida en las ciudades: De todo hay.
Tras las elecciones del día 2 de junio del año 2024, preferí replegarme al lado de las mayorías y minorías de la ciudadanía que entraron en espacios de silencio. Para que hablar de lo que no se debe opinar.
La legitimidad quedó volando.
Ningún partido es depositario de representación popular.
La legalidad quedó -ladeada- en manos de quienes ostentan regeneración, transformación, movimiento electoral, insurgencia ciudadana; pero sin cumplir, preservar, llevar al hecho tales preceptos.
Lo de hoy, es como desde antes de la época del benemérito de las américas, como desde el imperio azteca: Sometimiento de un grupo sobre mayorías y minorías bien razonadas de las injusticias que se padecen cuando el poder de la fuerza desquebraja el ejercicio de la democracia participativa.
El ejercicio del poder político, entonces, impone la fuerza de imperio, la dictadura o las monarquías republicanas, para hacer su voluntad y ajustar actos fuera del orden en legalidad a modo.
En 2024, la imposición electoral es posible sucedió en el ámbito electoral en el Estado de Baja California Sur.
Lo singular, es que la astucia popular optó por ir a votar por costumbre, para en algo, resguardar la gobernabilidad en la entidad Sudcaliforniana.
También como en las series televisivas., el poder del dinero, las trácalas que permitieron un triunfo no sentido, ni expresado.
Del día de la elección al amanecer del siguiente día, la sabiduría de las y los habitantes de la geografía Sudpeninsular cerró ése capítulo como se cierra un libro y se guarda en el cajón del escritorio o en cualquier rincón.
Guardó silencio. Dejó el tema electoral fuera de agenda.
No es para menos por los resultados que dejaron dudas y nada de confianza para el gran público. Se supone algo terrible ocurrió que impidió el ejercicio sano de la democracia, pero más agravante, porque la realidad superó la ficción.
Lo de hoy, es continuar viviendo. Esperando surjan tarde que temprano alguna generación de humanos que se preocupen por mirar desde lo alto, mirar lejos, pensar en grande, involucrar a todos.
Políticos con vocación no electorera; más bien estadistas, trascendentes en favor de una nueva actitud frente a un porvenir incierto para millones de seres vivos, la naturaleza y la vida.